En un pequeño rincón de la prensa onubense del viernes 14 del corriente, podemos leer: “Muere un hombre que dormía entre cartones”. Por lo visto, falleció en la madrugada del martes día 11, en Huelva, nuestra ciudad.
Y más adelante de la noticia, se nos informa escuetamente, “que se trataba, de José Antonio Luque Ortiz de Galisteo, conocido como Joseba, natural de Éibar, y de 42 años. (D. E. P.)».
Les doy el más sincero pésame a toda su familia y amigos, si los tuvo, y si por casualidad leen mi carta.
Qué pena, y qué vergüenza a la vez, que en esta sociedad, tan injusta, cruel e insolidaria, tengan que ocurrir estos dramas tan triste y penosos. ¿Lo sabrá su familia? ¿La tuvo alguna vez? ¿Tendrá compañía en su funeral? ¿Temblaran los medios de comunicación como lo hicieron con el rey?
A mí no me cabe la menor duda, de que esto es consecuencia de una injusticia social llevada a los máximos extremos, donde sólo prima el dinero, la soberbia, el despotismo, la hipocresía y el aparentar dándose “golpes de pecho”.
Como bien dice Cáritas, “Las muertes de personas sin hogar, nos denuncian como sociedad”, y “Al dolor de la perdida, se suma el de las circunstancias de exclusión social, que pasó parte de su vida”.
Lo más probable, es que esta persona se dejara morir, no agobiado por la crisis, que la tuvo siempre, más bien, por el desencanto, tristeza y desengaño de una sociedad en la cual no creía, y que le dio la espalda como a tantos miles de seres humanos.
Francisco Jiménez Urreta.
La Huelva Cateta 