Por un clavo se perdió una herradura,
por una herradura, se perdió un caballo,
por un caballo, se perdió una batalla,
por una batalla, se perdió el Reino.
Y todo por un clavo de una herradura.
Canción popular inglesa.
El otro día estaba paseando por el Conquero cuando al llegar al Montessori, me encontré una fila de coches subidos en las aceras. Era la hora de la salida de este centro y los padres estaban allí esperando a sus hijos. Algunos ya pensaránn que ahora voy a quejarme de que formen atascos en la avenida o en el cruce, o de que me impidieran el paso normal por las aceras, pero no es eso lo que me llamó la atención, pues es algo normal a la hora de la salida de cualquier escuela.
Lo que me llamó mucho la atención fue un hombre que esperaba tranquilamente en su coche con la ventanilla bajada mientras escuchaba la radio y que, tras beberse una botella de agua, la tiró con total naturalidad a la alambrada que hay al lado de la acera. Entonces me fijé y vi que esa parte de la acera estaba repleta de botellas, latas, colillas, paquetes de patatas, envoltorios de chucherías, folletos publicitarios, bolsas con más basura , etc …

Estoy acostumbrado a ver como la gente tira basura al suelo como si nada, pero me chocó esa situación especialmente y no sabía bien porqué.
Después me di cuenta de que fue el contexto en que que sucedió, lo que hizo que me quedara con esa acción grabada en la cabeza: La mayoría de los coches eran de gama alta (Mercedes, BMW, etc) había muchos padres y madres enchaquetados y bien vestidos y lo más importante de todo, padres que en teoría se preocupan (y pagan) para que sus hijos adquieran una formación exclusiva y de alta calidad.
Y después esos mismos padres tiran la basura donde les da la gana, sin importarles ejemplo que les dan a sus hijos. Es una gran contradicción y un ejemplo muy gráfico de problemas que tenemos como sociedad, si se piensa bien.
En detalles como esos, pienso que está el origen de esta crisis económica, en nuestra decadencia de valores y en la contradicción-relacion del esplendor económico de hasta hace nada, y la miseria moral actual.
Suena raro pero es algo que hasta los antiguos sabían, ahí está el ejemplo de esta canción popular inglesa, o que queda demostrado en las modernas teorías del caos y la entropía.
Pero lo que mejor ilustra esto que digo es la muy interesante teoría de la ventana rota, de la que pongo un resumen sacado de la Wikipedia:
En 1969, en la Universidad de Stanford (EEUU), el Prof. Philip Zimpardo realizó un experimento de psicología social. Dejó dos autos abandonados en la calle: dos autos idénticos, de la misma marca, modelo y hasta color. Uno lo dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California.
Dos autos idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada sitio. Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser vandalizado en pocas horas. Perdió las llantas, el motor, los espejos, la radio, etc. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no, lo destruyeron; En cambio el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto.
Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí. Cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores rompieron un vidrio del automóvil de Palo Alto. El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx, y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre.
¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo?
No se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología humana y con las relaciones sociales. Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que vale todo. Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos cada vez peores se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional, se vive una anomia social.
En experimentos posteriores (James Q. Wilson y George Kelling) desarrollaron la ‘teoría de las ventanas rotas’, misma que desde un punto de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores.
Anónimo.
P.D:
1.- No tengo nada en contra del Montessori.
2.- No digo que todos los padres y alumnos de dicho centro sean unos maleducados, ni que todos tengan cochazos ni vayan trajeados ni ninguna generalización que seguro más de uno está pensando.
3.- Hay papeleras en la zona.
4.- No digo que sólo en el Montessori o en cualquier otro centro privado se pueda tener una educación de calidad.
5.- Ya sé que tambien en otros colegios la gente ensucia las calles y que no tiene nada que ver con la clase social ni con el nivel económico de la gente.