La Huelva Cateta

Desde 2007 batallando por una Huelva mejor

Posts Tagged ‘onubensismo’

Una Bandera para Huelva

Posted by www.LaHuelvaCateta.es en sábado, 24 enero 2015

“Huelva, un sueño de futuro”, el nuevo libro del Alcalde de Huelva.  El problema es si su “sueño de futuro” tiene algo que ver con este presente que se nos cuela por debajo de la puerta y se entrevé entre los renglones de la prensa.

http://huelva24.com/not/65891/-lsquo-huelva-un-sueno-de-futuro-rsquo-las-lsquo-memorias-rsquo-de-pedro-rodriguez/

La defensa a ultranza del onubensismo ha conectado con la población y le ha llevado a ser reelegido una y otra vez. Hermosas palabras para esta ciudad. Magníficas intenciones. Señas de identidad y una bandera recién estrenada.

Bandera Gigante Huelva

http://huelvabuenasnoticias.com/2015/01/22/huelva-estrena-una-bandera-de-la-ciudad-en-la-plaza-de-los-litri/

Una muestra más de catetismo, de esa cultura del circo que nos niega, sin que lo notemos, el pan. Una bandera enorme, como enorme es nuestro orgullo de onubenses, como enorme es el dolor y la pena y la falta de oportunidades que quieren olvidar los ciudadanos de esta tierra.

25 metros cuadrados de tela  con los que podrían hacerse más de 2000 pañuelos para sonarse los mocos y limpiar las lágrimas. 25 metros cuadrados de tela con los que podrían hacerse más de 300 vendas con las que taparse los ojos. 25 metros cuadrados de tela pueden hacerse unas 8 sábanas donde conciliar el sueño y no recordar que la casa y la cama se las llevó un banco.

Pero ¿hasta qué punto se pueden cubrir con 25 metros de tela más de 200 millones de euros de deuda que vamos a tener que pagar los onubenses? Se lo podemos preguntar a Perico tomándonos un cafelito con él: http://www.pedrorodriguezalcalde.es/un-cafe-con-pedro/

Emilia S.

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Sobre Huelva. Un proyecto de ensayo

Posted by www.LaHuelvaCateta.es en lunes, 27 enero 2014

Los fandago de mi tierra,

son cuarenta diferente,

La historia de Huelva encierra

con su fandango valiente:

El mar, el llano y la sierra

Paco toronjo.

Para mí, la última línea de este fandango de Paco Toronjo destila la definición más perfecta y pura que se ha escrito nunca sobre Huelva superando incluso la definición quintaesenciada que se da de toda Andalucía en el poema de Manuel Machado:

Cádiz, salada claridad. Granada,
agua oculta que llora.
Romana y mora, Córdoba callada.
Málaga, cantaora.
Almería, dorada.
Plateado, Jaén. Huelva, la orilla
de las tres carabelas.
Y Sevilla.

Hace unos días volví a leerme La Ciudad de Manuel Chaves Nogales. Recordaba que la primera vez que leí aquel ensayo sobre su ciudad natal  me sorprendió mucho pues no esperaba que un libro que  escribió con solo 23 años y que versaba únicamente sobre Sevilla pudiera impactarme de aquella manera. Tras una segunda lectura me quede con un raro regusto en mi interior y pasado un tiempo seguía dándole vueltas a ciertas líneas que me provocaban sentimientos que no podía explicar ni comprender.

Párrafos que provocaban extrañeza ante una genialidad aparentemente sencilla, una simpleza poética que dice más y más cosas tras una maduración interior, con la fermentación, porque es un libro que poco a poco va mostrando verdades ocultas entre sus líneas de una belleza puramente andaluzas. En él se da una visión muy personal sobre la ciudad donde nació, sobre la particular idiosincrasia de sus habitantes y sobre el Sevillanismo como género literario en sí mismo. Y debo confesar que al terminar de leerlo sentí muchísima envidia. Y casi la misma ración de tristeza.

Pero no me entiendan mal, no siento pena de no haber nacido en Sevilla, ni de no poder escribir si acaso algo parecido a lo que escribió ese monstruo olvidado de nuestra tierra, sino porque pensé que los hijos de Huelva nunca le habían escrito con tanto amor y arte a su ciudad. No al menos de esa manera. Así no.

Porque Chaves Nogales le escribe a su ciudad como se le escribe a un amor perdido, con devoción pero también como se recuerdan desde la distancia del tiempo ciertos amores no olvidados, con inocencia pero desde la sabiduría que da la distancia sobre la belleza y lo cruel de su figura, sobre el desprecio y su dolor, sobre una historia y un difícil futuro en el que ella nunca piensa debido a su carácter cambiante y a la vez sólido.

Entonces pensé en escribir yo mismo algunas líneas sin más pretensiones que servir de declaración de intenciones y para honrar a esta tierra, o al menos como manifiesto que señalase lo que algún genial escritor en el futuro lograría, a la manera del regalo que el niño pequeño fabrica torpemente pero con infinita ilusión y que le envuelve a su madre para demostrarle su amor, aunque sean unos garabatos, por ternura y reconocimiento únicamente.

Pero… ¿Por qué escribir sobre Huelva? Se podría preguntar mucha gente, y tristemente no pocos onubenses. ¿A quién se le puede ocurrir hacer esto? ¿A qué se refiere este pseudohipster con Huelva? ¿Al recre? ¿A alguna hermandad? ¿A la capital o a toda la provincia?

Y más aún: ¿De qué va a escribir? Mi critico onubense interior me chillaba que no hay casi nada de lo que escribir que se salga de una mera descripción sentimentalista de ciertas particularidades que no pueden interesar a nadie que no sea de aquí y ni siquiera eso lo puede salvar del rancio costumbrismo.

Pero esos mismos argumentos se pueden usar para toda la literatura mundial sobre algún lugar en particular.

Porque se puede y se ha escrito mucho sobre Sevilla, sobre Córdoba, se ha escrito sobre Granada, sobre Cádiz,  pero no sobre Huelva. No al menos directamente (que yo sepa) y ya eso indica la difusión que dicha literatura ha tenido cuando ni siquiera a niveles locales es conocida.

¿Pero cómo alguien  pretende escribir sobre su amor a Huelva?

Para empezar: ¿Qué onubense leería algo así, o más aun compraría eso? ¿Qué onubense le comentaría a otro que está leyendo sobre su ciudad?

No. Eso no me lo puedo imaginar porque la triste realidad es que los onubenses nos avergonzamos de nuestro amor a Huelva, en el fondo es como si la ciudad no fuese digna de  una loa intelectual más larga que la letra de un fandango o de un viva.

Para muchos el amor por Huelva es como un  oscuro amor secreto, casi un pecado  o una pasión prohibida que en el mundo de hoy es tachado de sentimiento cateto e infantil.

¿De dónde procede  nuestro tan arraigado complejo de inferioridad?

¿Se debe a la proximidad de Sevilla? ¿Hasta qué punto la cercanía de la indudable grandeza de la hermana mayor impide a los onubenses la autoaceptación sin comparaciones?

No lo sé y es algo que debiéramos pensar y superar porque a Huelva se le ha cantado sin ningún tipo de complejos por todo el mundo con su fandango por bandera, la han llorado los emigrantes y la han reído, la ha recordado en todos los rincones del mundo y más aún en la triste actualidad de los nuevos emigrantes de mi generación. Se la ha comido y bebido en las mejores mesas del planeta, pero aun creo que hace falta que se la escriba como merece.

Puede que pase lo mismo que con el fandango, al que por su origen arcaico y diferente del resto de palos del flamenco siempre ha sido menospreciado por los otros palos “Mayores”, por su extrañeza, por ser una rara avis dentro del circo de emociones descarnadas del flamenco.

Al hilo de esto ¿Es que acaso son los onubenses los andaluces menos creativos literariamente? Contando con el único premio Nobel de literatura de la región lo dudo.

¿Es que el duende del que hablaba Lorca en su genial conferencia no se da  cerca de Portugal? No es eso.

Lo que pasa es que el onubense no puede (por lo general) explicar Huelva. Puede sentirla hondamente, pero solo para sí mismo. Hace falta muchas veces el exilio para que surja esa fuerza que siempre estuvo ahí, de una manera muchas veces ilógica y depurada, intuitiva y profunda y  solo mediante el recuerdo alcanza a romper con todos los complejos y vergüenzas. En esta tierra muchos extraños llegaron, muchos conquistadores y emigrantes vinieron para quedarse, además de viajeros atrapados y gente de otros lugares a los que la búsqueda de un destino mejor les llevo a vivir entre estas orillas, sin tal vez ver que la belleza de lo fugaz se ve a veces desde el conquero, sin comprender que también la sangre de sus antepasados sigue subiendo y bajando por las marismas, que en algún solitario bosque de encinas de la sierra aún resuenan ecos de olvidadas  romerías ancestrales.

Y que el Mar muere en luz al oeste del non plus ultra…

Hay en la puerta del santuario de la Cinta un cartel que dice que el que no sepa rezar que vaya por esos mares y vera que pronto aprende. ¿Un bello poema? ¿O una advertencia?

El que no ama Huelva que salga por esos mundos de fuera y vera como aprende.

Por A.S. Torres

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En un rincón del alma: La Carta

Posted by www.LaHuelvaCateta.es en sábado, 5 enero 2013

reyes

Mis queridos Reyes Magos: Aunque me digan que todo es enajenación de hombre ya avejentado, yo sigo esperando ilusionado en cada noche del cinco de enero de todos los años. Y espero porque sé que, como magos, tenéis el don de transformar los sueños en hechos inmutables. Es por ello, que públicamente os pido la aquiescencia para mi particular y pequeñito calendario.

En primer lugar, deseo una Huelva libre. Libre de ceremoniales caducos que no conducen sino a la parálisis de su desarrollo que debe ser imparable. Libre del falso onubensismo que portan algunos constantemente en los labios y que lo que oculta es inoperancia y desengaño. Libre de la especulación con piqueta que tanto hiere a la vieja Onuba en su histórico antepasado.

En segundo lugar, añoro una Huelva más culta, más vanguardista, más participativa, de menos mesas camilla, de menos círculos viciados.

Y por último, ambiciono una Huelva de la mar completa. Una Huelva abierta en canal hacia una purificada ría. Una Huelva volcada, definitivamente, sobre los azules y blancos-espuma que bañan a diario los corazones de los huelvanos.

Mis muy queridos Reyes Magos: No sé si este peticionario pecó en exceso de los encargos. De todas maneras, corro a poneros los zapatos en la Isla Chica, en mi casa de la plazoleta, por si acaso.

J. J. Conde

P.D.- Tal vez, en esa fotografía fechada en 6 de enero de 1954 un servidor ya estaba pidiendo lo mismo, aunque tenga una humilde pelota entre mis manos.

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Cartas al Director: «Huelva sin humos»

Posted by www.LaHuelvaCateta.es en martes, 28 abril 2009

Hemos recibido un email de un amable colaborador a modo de «Cartas al Director». No queríamos dejar de darle la oportunidad de expresar su indignación con ciertas cosas de Huelva. De paso aprovechamos para recordar a todos los lectores que aceptamos colaboraciones que serán publicadas como artículo, y para eso está nuestro correo electrónico: lahuelvacateta@gmail.com.

Huelva, 22 de abril de 2009.

Señor Director: Criticar el onubensismo, por ciertos personajes que defienden por su interés particular, la nefasta, contaminante y peligrosa industria química asentada en Huelva, es bastante sospechoso y tiende a tergiversar la verdad.

Si el ciudadano de Huelva, el onubense, reniega y solicita la supresión de la contaminación en Huelva, está en su perfecto derecho.

Otra cosa es que no luchara en su día porque no se asentara dicha industria, que aunque ofreciera puestos de trabajo, a la larga traería problemas de salud y medioambientales, arruinando a la vez nuestra preciosa ría.

Aquí en Huelva, por el «pasotismo» generalizado, el conformismo y la desidia, se ha permitido, se permite y lo que es peor, se permitirá, que el político de turno, cometa y realice auténticas barbaridades, tanto ambientales, como urbanísticas, quitándole a Huelva casi todo su encanto, arrasando el casco antiguo, edificios y monumentos históricos que pasaron a convertirse en bloques de cemento, para ganancias de constructoras e inmobiliarias, con la aprobación de los «padres de la patria» (políticos).

Y se toleró y consintió, que la Huelva marinera que siempre fue, se convirtiera en industrial, no dando opción de que derivara en una Huelva turística y por supuesto marinera; por lo tanto, es una barbaridad y un abuso que todavía algunas personas por interés personal, y no nacidos ni criados en HUELVA, sigan defendiendo esta industria nefasta y peligrosa.

Y sin más por ésta, me despido con un cordial saludo, dándole las gracias anticipadamente por la publicación de mi carta.

Francisco JIMENEZ URRETA.

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