Esta ha sido, sin lugar a dudas, la noticia de ayer viernes. Atendiendo la sugerencia de nuestro amigo The Punisher, os mostramos lo que publican al respecto los diarios nacionales:
Y locales:
La noticia habla por sí sola, y basta con el titular de los medios de comunicación como llamada de atención a los responsables de que a sólo 500 metros de Huelva, tengamos un vertedero de residuos industriales (o subproductos como dicen algunos), que superan en superficie (y altura) a la propia ciudad. Pero yo, que me he leído los 5 artículos, quiero sacar punta a lo que me ha resultado más llamativo:
Según dice El País: «la Comisión solicita que deje de permitir el almacenamiento de residuos industriales en las marismas del río Tinto, ya que esto supone «una infracción de las leyes comunitarias en materia de residuos, de prevención y control de la contaminación y del vertido de residuos» (…) «hay depositadas alrededor de 120 millones de toneladas de fosfoyesos, residuo de Fertiberia, fábrica de fertilizantes situada en esa zona» (…) «El comisario europeo de Medio Ambiente, Janez Potocnik, ha afirmado que la naturaleza «no es un basurero», y ha instado a España «a poner orden rápidamente» respecto al vertido de residuos sin planes de eliminación«.
Hombre, mucho se ha tardado, no hay que ser ningún físico, ingeniero, ecologista, ni político, para darse cuenta de que usar un Paraje Natural de similar valor al del Marismas del Odiel, para almacenar residuos (primero en superficie, ahora en altura) durante 40 años es además de una ilegalidad, una inmoralidad y una completa barbaridad.
Sin embargo, España afirma que el fosfoyeso es un subproducto industrial, y no un residuo, por lo que pretende excusar y justificar el desmedido vertido en Huelva. Pero Bruselas reponde, acertadamente, que «dado que la fábrica se deshace de esa sustancia, tiene que considerarse residuo, y debe disponerse de un permiso para garantizar que se gestiona correctamente.»
La ministra de Medio Ambiente, Rural y Marino, Elena Espinosa, dijo también el jueves durante su visita a Isla Cristina (acompañada de nuestra Cinta Castillo) que el trabajo realizado por las administraciones de forma conjunta con Fertiberia, empresa ubicada en el Polo Químico de Huelva y productora de ácido fosfórico, «es un ejemplo porque los ciudadanos pueden comprobar lo que había antes y lo que hay ahora». ¿Un ejemplo?, señora Espinosa, acaba de demostrar con esa declaración que desconoce lo que sucede en Huelva, por lo que paso a mostrarle una foto en la que se ve lo que había antes, y lo que hay ahora:

Marismas de Huelva en 1957 y 2009.
Quiero pensar que se refiere a otras industrias que sí que han progresado en materia de generación de residuos y en su tratamiento, pero no hay duda de que en el caso de Fertiberia se equivoca.
Fertiberia por su parte se dice «sorprendida» y declara que el comunicado es «confuso», añadiendo Roberto Ibáñez, director de la factoría, que «lamenta este tipo de determinaciones porque suponen “una nueva preocupación e inquietud” para los trabajadores y la empresa, ya que son “nuevas incógnitas” para el horizonte de Fertiberia. Sí señor, a eso lo llamo yo irresponsabilidad, pretendiendo poner a los trabajadores contra la UE y contra la ciudadanía, amenazando con el futuro de la empresa y de sus empleados, cuando el único culpable de haber llegado a esta situación es única y exclusivamente Fertiberia, por no optar por medios de producción más modernos y respetuosos con el Medio Ambiente, como han hecho otras empresas vecinas que no quiero volver a mencionar porque ya lo he hecho en otros artículos. Fertiberia prefiere usar su tiempo realizar recursos y más recursos a las resoluciones judiciales contra la sentencia que les obliga a detener su vertido a finales de este año.
Por otro lado, el secretario general de FIA-UGT Huelva, Luciano Gómez, aseguró que «el ultimátum de la Comisión Europea que exige a España que resuelva los problemas de residuos industriales sólidos en el estuario de Huelva, tiene “un trasfondo político” debido a que, a su juicio, “no se dan los mismos criterios para España que para otros países europeos que también vierten fosfoyesos”, como es el caso de Dinamarca, Polonia o Grecia». Sin conocer el caso concreto de esos países me atrevo a dudar de que las situaciones sean comparables, dudo que sus balsas de fosfoyesos estén tan cercanas a la ciudad y sean de mayor superficie que ella como les pasa a las de Huelva, dudo que alcancen tanta altura, que estén emplazadas en un Paraje Natural como son las Marismas, y por si fuera poco, hayan servido de vertederos para otros residuos industriales (como los de Acerinox) durante los últimos 40 años, llegando a los 120 millones de toneladas actuales.
Dos meses de tiempo da Bruselas a España «para que tome medidas», de no ser así el Ejecutivo Comunitario podría llevar el caso ante el Tribunal de Justicia de Luxemburgo. Yo ya doy por válida la fecha del 31 de Diciembre de 2010, lo que habría que exigir ahora a la empresa responsable es la total y completa recuperación medioambiental de la zona. Tú ensucias, tú limpias.
Sr. Rubio.
Entrada editada el 21/03/2010 a las 11:08 con fotografía cedida por Francisco J. Álvarez.