Nos complace presentaros al investigador y atlantólogo Jorge Díaz, más conocido por su nombre de autor Georgeos Díaz-Montexano. Descendiente de españoles por ambos linajes y de franceses y griegos por línea materna, nació en Cuba en 1966 y reside en España desde 1994. Es conocido principalmente por sus estudios y teorías sobre la Atlántida de Platón, pero también por sus conferencias y publicaciones sobre Egiptología y Escrituras y Lenguas de las Antiguas Civilizaciones.

Esta entrevista que viene a continuación, ha sido realizada por los amigos de la revista Luz de la Costa, y Georgeos nos la ha mandado en versión íntegra, no la condensada que se publicó en la edición de abril-mayo de la revista onubense:
Bienvenido Sr. Díaz, nos complace su presencia en nuestras páginas y queremos agradecerle su predisposición a compartir con nuestros lector@s sus conocimientos sobre un tema que sin duda a muchos les resulta muy interesante.

Reconstrucción de la metrópolis de Atlantis en una llanura Andaluza, según la descripción de Platón, realizada por la artista visual argentina Monik Perz, 2009 (MonikPerz.com.ar).
Luz De La Costa: ¿Cómo despertó su interés personal por la Atlántida?
Georgeos Díaz-Montexano: Primero agradecer el interés de Luz de la Costa en mis investigaciones y esta oportunidad para dar a conocerlas más aún, especialmente entre los cultos lectores de Huelva y el Algarve. Van a hacer ya casi 20 años desde que despertó en mí el interés por la Atlántida. Primero comenzó como en la mayoría de los estudiosos, por esa fascinación que ejerce una civilización desaparecida, siempre envuelta en ese halo de misterio, entre leyenda y realidad. En un principio me hallaba dentro de los más escépticos en cuanto a su posible existencia histórica, ya que en aquellos años estaba bastante convencido de esa versión «oficial» que leemos en los libros de textos y publicaciones académicas, de que la Atlántida no fue más que un mito inventado por Platón para justificar sus ideas político-filosóficas. De hecho, algunos detalles que leía en el Timeo y el Critias no hacían más que convencerme de ello, pues una Atlántida tan desarrollada como una gran civilización del Bronce y que se hundió bajo el mar nada menos que unos 9000 años antes de la visita de Solón a Sais, o sea, hace casi unos 12000 años, cuando la mayoría de los seres humanos se hallaban aún en la Edad de Piedra, me ofrecía muy poca credibilidad, y menos aún, que tal avanzadísima civilización -para esos tiempos- hubiera estado en el medio del Océano Atlántico en una gigantesca isla tan grande como un mega-continente y lejos del entorno del Mediterráneo donde sabemos florecieron las primeras grandes civilizaciones de la Antigüedad, mucho tiempo después. Pero todo ello cambió de repente cuando un día, casi de manera «casual» (causal dirían muchos), investigando otro tema de filología clásica, di con una copia de uno de los más viejos códices conservados, en griego bizantino, del Timeo y el Critias de Platón, y pude constatar con mis propios ojos algo que nunca antes imaginé, que ni siquiera había sospechado, que las traducciones en lenguas modernas, tanto en castellano como en inglés, francés, italiano y otros idiomas, presentaban no pocas incongruencias en cuanto a lo que sería una traducción e interpretación gramatical, sintáctica y lexicográficamente correcta de las palabras escritas en griego. En algunos casos podemos hablar de errores «muy graves» de traducción e interpretación. Y precisamente, tales palabras y pasajes, erróneamente traducidos, y en otros casos omitidos o demasiado enmendados, eran muy determinantes para la propia credibilidad del relato. Para que el culto lector me entienda un poco mejor, las traducciones de los tiempos modernos, al incluir tales interpretaciones o errores (casuales o causales) nos presentan una Atlántida imposible, lo cual, «casualmente» soporta la tesis oficial o académica de que la Atlántida no sería más que un mero mito o cuento inventado por Platón. A partir de este inesperado descubrimiento paleográfico y lexicográfico fue que me dediqué de lleno –con el tiempo ya en cuerpo y alma- a la investigación de la Atlántida, pero desde una perspectiva jamás antes llevaba a cabo por ningún otro atlantólogo, a través del estudio de toda la tradición manuscrita (papiros, códices y manuscritos) conservada desde la antigüedad tardía y durante la Edad Media de los textos del Timeo y el Critias de Platón, tanto en griego como en latín y la tradición manuscrita arábica, y no sólo de las fuentes primarias escritas de tradición platónica, sino también de todos los demás autores, tanto los influenciados por los textos platónicos como los que siguieron otra tradición o fuentes totalmente ajenas, para referirse a la Atlántida o a una antigua civilización Atlántica desaparecida. Y estos estudios, lo primero que arrojaron fue que lo del enorme y gigantesco tamaño de la Atlántida como un super-continente, así como lo de hallarse en medio del Océano, lejos de Gibraltar, y el haberse hundido hace casi 12000 años, por ejemplo, no eran más que errores de interpretación, y en ciertos casos hasta graves errores de traducción, por lo que ya, de entrada, la Atlántida para mi pasó de ser algo realmente imposible a todo lo contrario. Al leer directamente los códices y manuscritos en griego y latín, siendo siempre lo más fiel y literal posible a las bien conocidas normas gramaticales del Griego Clásico, y sobre todo a las definiciones y usos idiomáticos de las voces y expresiones usadas -siempre dentro del contexto histórico- la Atlántida como una verdadera civilización histórica comenzó a ser ya cada vez más creíble, o más probable., es decir, que pasó de lo totalmente imposible a lo más que probable.

LDLC: ¿Qué cree Vd. que pretendía Platón al escribir sus Diálogos de Timeo y de Critias en los que describe Atlantis?
GCM: Después de casi dos décadas de estudios directos sobre las fuentes paleográficas, es decir, sobre los códices y manuscritos que asumimos son copias fidedignas de sus propios escritos, pocas dudas me caben de que Platón fue absolutamente honesto cuando sostuvo a través de Critias el Menor y del íntegro y sabio Sócrates, que se trataba de una «historia verdadera (en griego: alêthinon logon) y no un mito inventado», una historia sustentada en antiguas tradiciones orales (en griego: ek palaias akoês). En cuanto a lo que pretendía Platón, pienso que simplemente su objetivo, digamos académico, era simplemente ilustrar mediante la historia de la Atlántida, justamente un ejemplo de diálogo del tipo histórico, antropológico o más propiamente dicho arqueológico, en el sentido clásico de una narración sobre historias antiguas, que en la mentalidad griega, como vemos ya antes en Heródoto, siempre se conformaban de narraciones verdaderas o históricas propiamente dichas y tradiciones orales, leyendas y también mitos. Platón había fundado una Academia, y en la misma se podía estudiar casi todas las materias del conocimiento, no sólo filosofía o religiones comparadas como tal sino también geometría (matemática y geografía), filología o gramática, etimología, física y astronomía, por lo que es más que obvio que no podían faltar asignaturas o materias tan importantes como la historia o arqueología. Así pues, el diálogo del Critias, brevemente esbozado en la introducción del Timeo, viene a cubrir en su magna obra y vasto programa académico, el espacio de una asignatura o materia sobre Historia o Arqueología, y para ello, Platón eligió una historia conservada en el legado de su familia, por herencia de su tío-trastarabuelo Solón, quien a su vez la había traído de Sais, Egipto, por la importante razón que tal historia trataba sobre la arqueología de los mismo atenienses, pues esencialmente lo que se narra en el Critias es la historia de una gran gesta ateniense: la victoria de la primigenia Atenas micénica contra un poderoso ejército invasor proveniente de una isla que tenía su comienzo en el Atlántico, justo ante la boca misma de las Columnas de Hércules.
LDLC: Cuando hablamos de la Atlántida o de Tartesos ¿nos estamos refiriendo básicamente a lo mismo?
GDM: No, y este es uno de los puntos que tengo más que claro. Pienso que Tartessos, como civilización que hunde sus raíces en el final del Bronce peninsular ibérico, en última instancia puede ser considerada una civilización heredera o descendiente de la anterior Atlántica del Calcolítico y del Bronce, que es esencialmente de la que nos habla Platón a través de los textos de Solón, según fuentes egipcias, y otros autores antiguos, incluso ajenos a Platón. Tartessos, sería una civilización heredera de la Atlántida, por la parte europea, pues por la parte africana, Maurusia o Mauretano-Líbica, debió haber otra civilización o gran ciudad igualmente heredera de Atlantis, de la cual también he hallado referencias en otras fuentes clásicas, ajenas por completo a la tradición Platónica. Para ubicar mejor al lector, cronológicamente podemos decir que la destrucción de Atlantis como imperio o gran reino-estado y emporio, según las claras pistas que nos ofrece el mismo Platón en el diálogo del Critias, debió producirse en algún momento entre el 1800 y el 1500 a. C., cuando aún reinaban en la Atenas micénica los reyes del linaje de los Cecrópidas, tal y como es indicado en el Critias 110 a-b. Justo por entonces es cuando los expertos creen que se podría empezar a hablar en propiedad de los inicios de la civilización tartésica. De ahí que para mi Tartessos sería, en todo caso, una continuación de la civilización Atlántica o Atlante que después fue bastante influenciada, principalmente por la presencia de pueblos semitas como los fenicios y púnicos, pero también por otros del mundo griego en los tiempos del Tartessos clásico.
LDLC: ¿Podríamos encajar a los atlantes como generaciones intermedias entre los pobladores neolíticos onubenses y algarvios y los tartesios de la edad del Bronce?
GDM: Es justo lo que pienso y vengo defendiendo desde hace muchos años. Hasta la fecha, el número de fuentes primarias y secundarias escritas que llevo localizadas, traducidas e interpretadas filológicamente, dentro de un contexto histórico, supera ya el centenar, y en su conjunto, en términos generales, hablar de Atlantes o más propiamente pueblos Atlánticos como poblaciones generacionales, cronológicamente situados entre los algarvio-onubenses del Neolítico y los tartessios del Bronce, más que una mera hipótesis es una tesis, a la que muy poco le faltaría ya para poder competir con cualquier tesis doctoral en todo rigor.
LDLC: En la primitiva ciudad de Jaén, en Marroquíes Bajos, se encuentran restos arqueológicos de unas construcciones circulares concéntricas con canales de agua intermedios, de unos 4000 años de antigüedad. ¿Tiene esto alguna relación con la descripción de Platón?
GDM: Por supuesto. La relación es innegable, de ahí que justamente fui el primero en percatarme de ello hace unos diez años atrás. En aquél entonces la prensa se hizo eco de mi identificación de la ciudad circular concéntrica de Marroquíes Bajos en Jaén, con sus canales acuáticos alternados con fosos o anillos de tierra y el típico patrón urbanístico y arquitectónico descrito por Platón para la metrópolis de Atlantis. La semejanza esta fuera de toda duda y va más allá de una mera casualidad, tal como otros investigadores han empezado a defender después de mis escritos como, por ejemplo, el escritor y sonoterapeuta jienense Luis Lucena Canales, quien cree sería la misma Atlantis y el historiador y escritor, también jienense, Juan Eslava Galán, quien acepta en su libro, «España Insólita y Misteriosa», mi descubrimiento en este sentido, y no solo acepta esta posibilidad o hipótesis descubierta por mi, sino que además va mucho más allá y considera que ¡podría ser una prueba que demostraría la existencia misma de la Atlántida! lo que evidencia un mayor grado de temeridad que el tan atribuido a mi persona por algunos pseudo-escépticos de turno, porque ni siquiera yo mismo -que soy el autor intelectual de estas hipótesis y descubrimientos- me he atrevido jamás a tanto. Lo máximo que he defendido es la posibilidad de que la ciudad circular concéntrica de tipo Atlante de Marroquíes Bajos pueda ser considerada como una de las tantas ciudades del imperio o reino de la Atlántida, en este caso, en el interior de la gran llanura del área continental ibérica. En fin, eso es lo que ahora nos trasmite Eslava Galán, y todo ello sin mencionarme; descuido este que respecto a mis estudios y descubrimientos relacionados con la Atlántida y Tartessos (salvo honrosas excepciones) parece haberse convertido en una constante entre la mayoría de los investigadores, tanto amateurs como titulados y académicos.

Detalle de una lista con más de un centenar de países y ciudades fortificadas extranjeras que fueron derrotadas por Ramses III, tal y como aparece grabada en un pilón del Templo de Medinet Habu, siglo XII A.C. En cuarta posición, en el extremo derecho, se lee Trtyz o Trtîs, que podría sonar como Tartîs o Tartês. Para Díaz-Montexano bien podría ser la misma Tart o Tartes (Tartessos) de las fuentes clásicas.
LDLC: Probablemente la Atlántida siga considerándose oficialmente una leyenda si no se encuentran evidencias arqueológicas. ¿Se ha encontrado o cree posible encontrar algún vestigio o prueba que demuestre definitivamente su existencia real?
GDM: Personalmente sí creo que ya se han hallado evidencias arqueológicas. Yo mismo he presentado mis propios descubrimientos en este sentido. La cuestión es que no basta con hallarlas, hay que conseguir algo que es mucho más difícil como es convencer a la comunidad científica internacional (o al menos la nacional) de que lo que has descubierto o identificado puede ser adscrito o interpretado como una evidencia física, ya sea arqueológica o sismológica que sustenta la veracidad histórica de la narración sobre la Atlántida. En el verano del 2003, por ejemplo, reporté ante la UNESCO, mediante un informe arqueológico preliminar, algunos de nuestros hallazgos y localizaciones de evidencias arqueológicas subacuáticas que fueron analizadas y ratificadas como tales por varios de los más destacados expertos a nivel internacional en arqueología subacuática o submarina como los doctores Cemal Pulak y George F. Bass. Si bien no pudieron determinar a qué civilización pertenecían, sí que expresaron su conformidad con nosotros en que no son meras rocas naturales o formaciones geológicas sino auténticos sillares construidos artificialmente por el hombre, algunos de ellos incluso llevan en su centro una especie de gran Tau o abertura en forma de T ¿Acaso inicial de Tartessos? Puede que sí, o puede que sólo sea una mera casualidad y que tales aberturas cumplieran simplemente otra función como por ejemplo, para ser sujetadas con cuerdas, y que estos grandes sillares fueran usados como especies de áncoras de piedra, pero aún así, seguirían siendo anclas de piedras muy atípicas y no conocidas hasta la fecha. También hallamos claros monolitos en forma de columnas y menhires y restos de posibles muros de edificación, objetos de cobre, y grandes ruedas monolíticas. Todo ello en profundidades que oscilan los -17 metros y los -40 metros, lo que descarta cualquier asentamiento romano ni de la Edad del Hierro. Habría que pensar en algo anterior, como mínimo a finales de la Edad del Bronce. Y lo no menos interesante es que tales evidencias submarinas han sido halladas en varios puntos cercanos a las costas de Cádiz y Huelva, o sea, en la misma área donde, según leemos en el Timeo y el Critias, tenía su inicio la Atlántida, delante de la boca de las Columnas de Hércules. También hemos reunido evidencias claras de varios eventos catastróficos que combinaron terremotos y tsunamis y que sucedieron en distintas fechas que encajan con el margen de tiempo que hemos establecido, a través de las fuentes escritas, para el fin de Atlantis o de su metrópolis. Y también hemos hallado no pocas evidencias muy significativas como la representación del símbolo de la metrópolis de Atlantis, a través de un motivo circular concéntrico con canal central, que hallamos muy distribuido en cerámicas desde el Calcolítico hasta finales de la Edad del Bronce y principios del Hierro por casi toda Iberia, y no sólo en cerámicas, también en el Arte Rupestre y estelas funerarias. El caso más espectacular, ha sido el descubrimiento reciente que hice de lo que considero una escena de la Atlántida representada en roca, al aire libre, en un lugar del territorio de influencia de Tartessos, no muy lejos de Cancho Roano, y donde vemos no sólo la ciudad de Atlantis con sus anillos concéntricos y barcos entrando en ella, y otros acercándose a la misma, sino también caballos y toros, los dos animales más emblemáticos y tributos del dios de los Atlantes, Poseidón. Todo ello fue representado aprovechándose formas y grietas naturales que fueron retocadas a conciencia, para terminar formando un rústico pero fácilmente reconocible mapa donde se puede ver Iberia, el estrecho de Gibraltar, la parte de Marruecos, y justo delante del estrecho, la gran isla Atlántida con la ciudad concéntrica de cara al estrecho. Tal mural puede ser datado alrededor del 1300 a. C. a juzgar por algunos de los tipos de barcos con akroterión en forma de ánade, idénticos a los barcos de los «Pueblos del Mar». Es imposible resumir en este espacio el cúmulo de evidencias arqueológicas, epigráficas y paleográficas que hemos logrado reunir hasta la fecha que soportan con bastante rigor la teoría de que la Atlántida que Platón y otros autores nos refieren no es un mero mito sin fundamento histórico alguno. Recomiendo al lector mi reciente libro epítome sobre estos descubrimientos y teorías, el cual ya se puede adquirir a través de Amazon.com y otras de las más importantes librerías a nivel internacional.
LDLC: Podemos comprender que desde los altos estamentos de la «Historia Oficial» solo admitan conclusiones basadas en la arqueología o en documentos contrastados. Pero también es cierto que ante algunas evidencias, no han dudado en «apropiarse» de sus tesis e investigaciones. ¿Por qué ese empeño «oficial» en no reconocer los méritos de su trabajo?
GDM: Lamentablemente aún no tengo una respuesta certera sobre esta discriminación. Sólo sé, y perdonadme lo grotesco de la comparación, que me he llegado a sentir tratado exactamente igual que una «profesional del amor», al que muchos hipócritas utilizan porque la necesitan, pero a la que siempre reniegan y evitan a toda costa ni siquiera mencionar. Y soy así de crudo, porque en los últimos diez años de mi vida he sido plagiado y vilmente utilizado y engañado por «respetables» profesores, doctores y científicos, y algún conocido político, escritor de la Atlántida y Tartessos también, quienes no han tenido reparo alguno en aprovecharse de no pocas de mis aportaciones y descubrimientos filológicos, paleográficos y arqueológicos, y en algunos casos hasta directamente contactarme como fuente de información para confeccionar un guión de un importante documental que sería producido y emitido por National Geographic, y después de prometérseme hasta un co-protagonismo en el mismo y obtener toda la información posible, hasta inédita, sencillamente pasaron de mi por completo sin mencionarme siquiera ni en la más pequeña de las letras en los créditos finales del documental, y lo más triste del asunto, es que tal uso y abuso de mi persona, y tal traición, fue orquestada por quienes en principio más debían haberme apoyado y permitir que yo saliera en ese documental, un par de profesores de una importante universidad andaluza que, obviamente, sí salieron en el mismo documental, y, encima, para mayor humillación aún, tratando de localizar algunos de mis descubrimientos como si fueran estos frutos de sus propios descubrimientos originales. El caso es que por dejarme fuera de una manera tan vil y mezquina de tan importante documental sobre la Atlántida y Tartessos de National Geographic, terminaron haciendo el gran ridículo internacional, al no dar con las mismas evidencias que sólo yo podía haber mostrado dónde se hallaban exactamente y el conductor, el gran profesor norteamericano que fue quien me contactó y prometió el oro y el moro, llega a cometer errores muy graves, especialmente cuando coloca en Cancho Roano, como la principal prueba de la teoría que deja para el final, como «plato fuerte» una estela funeraria de los llamados «guerreros tartésicos» pero que no es la que se halló en este templo sino otra que fue hallada en Córdoba, Y de este grosero y gravísimo error (por no hablar de falsificación histórica) nadie, ni siquiera el director de las excavaciones de Cancho Roano, que sale en el mismo documental, ha dicho nada hasta la fecha.

Libro “Atlantis <> Tartessos. Aegyptius Codex. Epítome de la Atlántida Histórica” de Georgeos Díaz-Montexano. Diseño de portada por Monik Perz (.
LDLC: Acaba de lanzar su nuevo libro «Atlantis Tartessos. Aegyptius Codex. Epítome de la Atlántida Histórico-Científica» ¿Que nuevos datos podemos encontrar en él?
GDM: Bueno, aparte de los que ya he adelantado antes, de manera muy resumida, el lector podrá hallar casi medio centenar de nuevas evidencias, entre epigráficas, paleográficas y lexicográficas, y arqueológicas. El lector podrá ver (la mayoría seguro que por primera vez) mapas antiguos y medievales donde se aprecia una isla de considerable tamaño situada justo delante de la boca atlántica de Gibraltar, ocupando el espacio entre Iberia y Marruecos, tal y como describe Platón, entre otros. Y dentro de estas nuevas evidencias o aportaciones originales de mis investigaciones el lector hallará incluso cómo he podido seguir el rastro de la historia de la Atlántida y hasta de Tartessos misma, a través de las fuentes primarias egipcias. Estoy seguro quedará sorprendido cuando vea como ya los propios egipcios, al menos desde las Dinastía XII y desde los tiempos de los Hicsos y durante todo el Nuevo Imperio, representaron a la original isla que dio origen a la historia y también leyenda, obviamente, de la Atlántida, representada en mapas y planos, justamente delante de lo que seria Iberia y Marruecos, en el Atlántico, en el remoto occidente de los egipcios, y frente a la tierra del dios Schu, el dios que como Atlas, es el que soporta el cielo, tal y como demostré hace ya más de diez años. A propósito, donde estarían las costas de Cádiz y Huelva, a veces aparece el revelador texto: «cuna o lugar de nacimiento de los Dioses o del Dios del Cielo (un posible epíteto para el mismo Schu o Atlas)». De cara a estas, la gran Isla con un canal central, un puerto y uno o más barcos junto a lagunas o marismas y textos donde leemos claramente: «aguas de la inundación». En fin, que invito al lector a descubrir por si mismo todas estas inquietantes evidencias sobre nuestro glorioso pasado histórico y legendario.
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Nos despedimos de Georgeos Díaz agradeciéndole su presencia en LUZ de la Costa y deseándole para un futuro próximo, todos los éxitos y reconocimientos en sus investigaciones.
Fuente: http://www.luzdelacosta.com/contenidos/30-entrevistas-con-luz-propi…