Todas las ciudades y pueblos han tenido vecinos ilustres que han jugado el papel de mecenas o patrocinadores de cofradías, iglesias y eventos religiosos. Huelva también los tuvo.
En el pasado, era costumbre frecuente que los vecinos adinerados labrasen capillas o incluso iglesias completas, costeándolas con su propio dinero y convirtiéndolas en panteones familiares. En Huelva tenemos el ejemplo de la iglesia de la Merced (panteón de los Duques de Medina-Sidonia y donde se enterraron algunos de sus hijos), la cripta de la Soledad, la capilla de la Inmaculada costeada por los Ginés Martín (y ocupada hoy por la hermandad de Pasión en San Pedro), o la capilla de los Garrocho en la desaparecida iglesia de San Francisco. Hablaremos ahora de la especial relación entre una de estas familias, los Trianes, y la Hermandad del Nazareno, que procesionará dentro de algunas horas por las calles de Huelva.

El Nazareno en Placeta (2007). Foto: Sr. Rubio
La familia Trianes llegó a Huelva en el siglo XVIII (1760) procedentes de Ayamonte, puesto que la posición de la ciudad y su puerto eran más ventajosos para su comercio con la ciudad de Cádiz. Se establecen en la calle Puerto, comprándo las casas de Antonio Buttler (un descendiente de irlandeses) y construyéndose una casa palacio. Esta casa estaba justo enfrente del Convento de la Victoria, donde se encontraba la Hermandad del Nazareno desde su fundación.
En 1766, los Trianes son nombrados alcaídes del castillo por parte de los Duques de Medina-Sidonia. Un cargo más que nada honorífico, ya que el castillo estaba en ruinas por aquella época, pero que nos da una idea de la importancia de esta familia. En 1791 Antonio Agustín Trianes Zenteno manda construir en el Convento de la Victoria la capilla del Sagrario, donde se venerarían las imágenes de la hermandad del Nazareno y donde se enterrarían los miembros de su familia. A partir de entonces, los Trianes se convierten en patrocinadores de esta Cofradía, encargándose de sacar la Hermandad y dar culto a las imágenes.
Pero las cosas en Huelva duran poco, y 40 años después se cierra el convento de la Victoria debido a la desamortización. La familia Trianes encarga trasladar las pertenencias de la Hermandad del Nazareno a la iglesia de la Concepción, dónde esta familia construye una nueva capilla para la Hermandad del Nazareno, capilla que ocupa en la actualidad. En el testamento de Teresa de la Cruz de Trianes (1845), viuda de José María Trianes, se declara, «que habiéndose suprimido los conventos trasladé al altar que pertenecía a los Trianes, mis hijos, a la Parroquia de la Concepción en donde conservan sus pertenencias, como lo demuestra su escudo de armas».
Con el paso del tiempo -ese tiempo que en Huelva arrasa con todo- se derriba el convento de la Victoria y la casa de los Trianes. Incluso la inscripción en el arco de entrada a la capilla del Nazareno en la Concepción, que indicaba la fecha de construcción de la capilla y su costeamiento por la familia Trianes, ha sido borrada a base de pintura blanca en la última «restauración» de la iglesia.
Imagen: www.nazarenodehuelva.com
El último recuerdo que queda de esta familia en Huelva, forma parte del escudo de armas de la Hermandad del Nazareno.
Northman.
Las citas y las fechas se obtienen de la página web de la Hermandad del Nazareno de Huelva.