Mal de muchos, consuelo de tontos

Dirán que últimamente hablamos mucho de la industria, pero es que prácticamente cada día hay una noticia relacionada con ella en los medios de comunicación. El pasado 31 de marzo era Odiel el que publicaba una noticia a página completa hablando sobre el futuro de los fosfoyesos de Huelva: una desecación de los mismos que llevará algunos años, luego una compactación y relleno, y finalmente la revegetación. Pero llamó especialmente mi atención un paralelismo que buscaba el autor del artículo entre el caso de Huelva y el de una ciudad belga, Rieme, que también tiene un gran depósito de fosfoyesos. Decía:

«También se mira con envidia la «calma social» que se vive en la fábrica que el grupo Misa adquirió también a Rhodia en Rieme (Bélgica) «donde nadie se cuestiona tanto su peligrosidad ni crean alarmismo, a pesar de tener las viviendas más cerca que las de Huelva y llegar a montículos de 40 metros». Bien es verdad que las balsas belgas ocupan una cuarta parte menos de la superficie (300 hectáreas frente a las 1200 de Huelva) pero llegan a alturas superiores y están separadas de las viviendas próximas por una sólida masa arbórea.»

Depósito de Fosfoyesos de Rieme (Bélgica)

Depósito de Fosfoyesos de Huelva

Estas capturas de Google Earth hechas a la misma altura y a la misma escala, reflejan claramente la diferencia de tamaño entre unas balsas y otras, yo diría que más incluso de lo que menciona. Pero hay una diferencia más importante que parece haber olvidado el autor del artículo, como las tan nombradas cenizas radiactivas de Acerinox, y es que este depósito nuestro de fosfoyesos ha servido de vertedero para otros residuos industriales.

Ayer mismo ya amenazaba Fertiberia con el cierre de la mitad de su planta y con el despido de 70 trabajadores. Dos son los principales culpables de la situación que se nos avecina, por un lado los políticos, los de siempre, aquellos que no buscan nuevas vías de desarrollo para Huelva manteniéndonos estancados en el modelo industrial de los años 60. Y por otro lado, los empresarios de la química, los que se han estado enriqueciendo durante 40 años de Huelva, contaminándonos, llenando de «subproductos» la marisma y que ahora pretenden hacer uso de un claro y vergonzoso «es mi escatérgoris y me lo llevo«.

Ellos (y ahora me refiero a Fertiberia), ya han obtenido todo lo que se podía obtener de Huelva hasta que les han tenido que parar los píes desde el Parlamento Europeo, ahora amenazan con cerrar y dejarnos toda la porquería. Los principales afectados por el cierre serán los cientos de trabajadores directos e indirectos que dejarán en el momento de mayor crisis mundial, y esa parece ser la estrategia de Fertiberia, usar a los trabajadores como parapeto para que les permitan seguir con su actividad tal cual la hacen ahora.

A dos cosas deberían de obligar a esta empresa: una, a cambiar su proceso productivo como ha hecho Foret para evitar esa gran generación de fosfoyesos, dos, a transformar esos millones de toneladas de «subproducto» en algo útil por muy poco rentable que sea y así mantener los puestos de trabajo, ya han obtenido suficiente beneficio hasta hoy.

Sr. Rubio.

Fuentes: Diario Odiel Información (31 de marzo de 2009), Diario Viva Huelva (1 de abril de 2009), Google Earth.